Es lo que tiene ser una romántica...
Que me enamoro de todo lo que me rodea,
todos los días, a todas horas,
con una intensidad digna de finales del S.XVIII.
Que me enamoro de todo lo que me rodea,
todos los días, a todas horas,
con una intensidad digna de finales del S.XVIII.
Me enamoro a diario de las pequeñas cosas:
de las miradas tímidas y de reojo en el metro,
del pajarito que viene a mi ventana,
desde hace más de tres años,
a darme los buenos días,
de cada niño que me cruzo por la calle
y me sonríe cuando le saco la lengua,
de los colores que tiene el cielo,
desde mi terraza,
a las séis de la tarde,
del olor a bizcocho recién salido del horno,
de la canción que escucho en bucle
porque me hace sentir bien,
de la satisfacción que te dan
las cosas bien hechas.
de las miradas tímidas y de reojo en el metro,
del pajarito que viene a mi ventana,
desde hace más de tres años,
a darme los buenos días,
de cada niño que me cruzo por la calle
y me sonríe cuando le saco la lengua,
de los colores que tiene el cielo,
desde mi terraza,
a las séis de la tarde,
del olor a bizcocho recién salido del horno,
de la canción que escucho en bucle
porque me hace sentir bien,
de la satisfacción que te dan
las cosas bien hechas.
Me enamoro de mi familia;
de la fuerza de mi madre,
de la valentía de mi padre
y de la paz que me transmite mi hermana
cada vez que la miro a los ojos
y veo en lo que se ha convertido.
De cada recuerdo de mis abuelos,
que son lo que más amaré en mi vida entera,
de la risa de mis amigas
y hasta de mis enfados con ellas.
de la fuerza de mi madre,
de la valentía de mi padre
y de la paz que me transmite mi hermana
cada vez que la miro a los ojos
y veo en lo que se ha convertido.
De cada recuerdo de mis abuelos,
que son lo que más amaré en mi vida entera,
de la risa de mis amigas
y hasta de mis enfados con ellas.
Me enamoro de la lluvia aún odiándola,
del viento aunque me despeine hasta las dudas
y del frío aunque me congele por dentro,
como si no tuviese suficiente ya de por sí
con lo heladas que están mis sábanas
cada noche que él no duerme conmigo.
del viento aunque me despeine hasta las dudas
y del frío aunque me congele por dentro,
como si no tuviese suficiente ya de por sí
con lo heladas que están mis sábanas
cada noche que él no duerme conmigo.
Me enamoro de posibles e imposibles,
de día y de noche,
de mi pasado, mi presente y mi futuro.
Me enamoro de cuerpos, de mentes, de dementes...
de día y de noche,
de mi pasado, mi presente y mi futuro.
Me enamoro de cuerpos, de mentes, de dementes...
Me enamoro siempre,
aún sabiendo que,
muy probablemente,
pueda volver a salir herida una vez más.
aún sabiendo que,
muy probablemente,
pueda volver a salir herida una vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario