DIME

Dime qué hacer con todos estos aguijones 
que se me han clavado en la vida
desde que me ha dado por pensar que,
quizás, esta no sea la fiesta 
a la que me invitó el destino.
¿Qué hago con todas estas preguntas
que se me acumulan en los labios
y que se agarran a mi lengua
sin querer salir ahí fuera?
Dime cómo puedo calmar este sentimiento
que me aprieta y hace que salten todas las alarmas
que llevo por dentro.
Dime...
¿ Qué puedo hacer?
Que no sé cómo administrar el aire
para que no llegue el momento
en que vuelva a quedarme sin él
antes del último suspiro.
Antes de un último beso.

(Sin título)

Voy a plantarle cara a mi vida, 
a ver si así le crecen flores.

GRILLETES

Me duelen los tobillos, las muñecas y el alma 

de todos y cada uno de los grilletes 

que me apreté yo misma 

para sujetarme al mismo suelo de siempre 

por miedo a alzar el vuelo.

Y ya me he cansado 

de estos mismos tres metros cuadrados

en los que me muevo y doy vueltas

como un pájaro encerrado en una jaula

que quiere salir y no puede.

Se acabó.

Porque el miedo a perder 

no es nada comparado con el miedo a vivir.

Ese miedo sí que acaba matando.

GALLETAS Y ELEFANTES

E inevitablemente recordé el ruido, las nubes, la lluvia y el olor a mojado mezclado con el de la contaminación.
También volví a saborear un té de menta frío y a percibir la intensidad del olor de un té Chai caliente con coco.
Visualicé a la gente andando con prisa por una calle peatonal llena de comercios, a unos obreros agujereando el suelo y a un niñito intentando juntar algunas monedas gracias a los más generosos que pasaban por allí.
También me acordé de una galletita con forma de elefante bebé, "hecha con los restos de los restos de las galletas que nadie quiere...".

Y claro... Me recordó a mí.
Que estoy hecha de los restos de mil recuerdos y mil naufragios.
Que soy todos los pedacitos de vida y muerte que llevo a las espaldas.
 Que tengo un catálogo de alegrías y decepciones sin el cual yo no sería yo misma.

Y recordé lo salado de unas lágrimas y el sonido de unas palabras que sonaron a promesas y al mismo tiempo a mentira. Y daba igual. Siempre da igual. Porque la idea de tener un elefante era más fuerte que todo lo demás. Que la lluvia, que el ruido, que las nubes, que la contaminación, que las lágrimas...

No necesitaba nada más.
Solo ese elefante...

(Sin título)

Llevo tanta lluvia por dentro, 
que hoy el cielo me parece un simple aficionado.

HOY TE HE RECORDADO

Hoy te he recordado y te he extrañado, 
como se extraña a las cosas que de repente
desaparecen y nos dejan huecos en el alma.
Qué curioso... Tú, que nunca me llegaste a pertenecer más que en sueños.
Hoy he sentido un vacío que nunca llegaste a llenar.
Y pena.
Y frío.
Hoy te he puesto rostro y olor.
Y te he imaginado a mi lado, mirándome
y pidiéndome que te explique qué es la vida.
No he podido responderte. 
Entonces, te has esfumado.
Otra vez...

(Sin título)

Vaya desastre mi cama sin tu cuerpo.
Y mi cuerpo sin ti cerca, 
encima, 
dentro...

QUIÉRETE BIEN

Y quiérete, mímate y cuídate. 
Pero hazlo... Y hazlo bien. 
Que nadie lo va a hacer mejor que tú, idiota.
Nadie.

A VECES

A veces me voy del mundo y me elevo,
y me siento a observarlo desde arriba,
desnuda de miedos, desnuda de prisas,
sin nada ni nadie que me diga cómo ni por qué.

A veces, le arranco las dudas al tiempo,
que es sabio y a la vez muy hijo de puta,
y entonces soy yo la única que decide
en qué momento deben ocurrir las cosas.

A veces me topo con la verdad,
de frente y en pelotas,
y me deja ver todas sus cicatrices
y todos aquellos "peros..." que no me dejaron volar.

Y entonces me crezco y me vengo arriba…
Y me siento Reina de mi mundo,
capitana de mi barco
y me salvo de todo y de ti.

Pero otras veces, sin embargo,
ni me voy del mundo, ni me elevo,
ni me desnudo de miedos, ni de prisas,
ni le arranco las dudas al tiempo, ni decido por mí…

Otras veces solo tropiezo con la mentira,
que es más hija de puta que el tiempo y siempre dice lo que queremos oír.
Y se tapa las cicatrices y esconde todos los “peros…”
y me corta las alas para que no pueda volar.

Y entonces me vuelvo a hacer pequeña y me vengo abajo…
Y es ahí cuando mataría porque volvieses a hundirte en mí,
por volver a empaparme de tu sudor,
por volver a esconderme en tu ombligo.

PUZZLE

Estoy hecha de cachitos de recuerdos, 
nostalgias, errores, aciertos,
personas, momentos, 
lugares y sueños. 
Y cada vez que me rompo, 
me vuelvo a recomponer.
Y vuelvo a vivir...
Porque aunque existe la posibilidad
de perder alguna que otra piececita
en cada desastre,
te aseguro que nunca un puzzle
escondió tanta vida.

ME ENAMORO

Es lo que tiene ser una romántica...
Que me enamoro de todo lo que me rodea,
todos los días, a todas horas,
con una intensidad digna de finales del S.XVIII.

Me enamoro a diario de las pequeñas cosas:
de las miradas tímidas y de reojo en el metro,
del pajarito que viene a mi ventana,
desde hace más de tres años,
a darme los buenos días,
de cada niño que me cruzo por la calle
y me sonríe cuando le saco la lengua,
de los colores que tiene el cielo,
desde mi terraza,
a las séis de la tarde,
del olor a bizcocho recién salido del horno,
de la canción que escucho en bucle
porque me hace sentir bien,
de la satisfacción que te dan
las cosas bien hechas.

Me enamoro de mi familia;
de la fuerza de mi madre,
de la valentía de mi padre
y de la paz que me transmite mi hermana
cada vez que la miro a los ojos
y veo en lo que se ha convertido.
De cada recuerdo de mis abuelos,
que son lo que más amaré en mi vida entera,
de la risa de mis amigas
y hasta de mis enfados con ellas.

Me enamoro de la lluvia aún odiándola,
del viento aunque me despeine hasta las dudas
y del frío aunque me congele por dentro,
como si no tuviese suficiente ya de por sí
con lo heladas que están mis sábanas
cada noche que él no duerme conmigo.

Me enamoro de posibles e imposibles,
de día y de noche,
de mi pasado, mi presente y mi futuro.
Me enamoro de cuerpos, de mentes, de dementes...

Me enamoro siempre,
aún sabiendo que,
muy probablemente,
pueda volver a salir herida una vez más.

(Sin título)

Ya no sé si esto que quema 

es fuego, hielo o cenizas.

(Sin título)

Desdichadas las sirenas, 
pues nunca podrán sentirte dentro 
como te he sentido yo.

DESDE QUE LLEGASTE

Quizá no entiendas mis miedos
y como me pongo cuando las cosas no salen
como pensaba que lo harían. 
Y no te culpo.
Muchas veces ni yo misma me entiendo.
Pero imagino que el hecho de no tenerte cerca
alimenta todos esos pequeños trocitos de pasado
que, sin yo quererlo, siguen escondidos
en cada rincón de mi presente.
También sé que desde que llegaste,
todo es magia; que todo tiene otro color,
otro olor y otro tacto.
Del sabor podría hablarte durante horas,
porque jamás había probado nada
que tuviese el sabor que tienen tus labios.
Porque no hay día que no necesite sentir tu olor,
ese que me llena de vida cuando me abrazas
y no puedo soltarte.
O que no quiera notar las yemas de tus dedos
en cada centímetro de mi piel,
como si fuesen pequeños cinceles
que van desnudándome de corazas
y esculpiendo un futuro en mis carnes.
Y que el color de tus ojos es el sitio perfecto
para perderse después de un mal día
y respirar hondo disfrutando de las vistas...
Porque déjame que te diga que,
aunque fuera haga frío,
aquí siempre es Primavera
desde que tú llegaste.

ALAS

Déjame decirte que
cuanto más te alejas de mí,
más alas me crecen.

(Sin título)

Menos mal 
que entre todo este caos
está el claro de sus labios.

MONTAÑA RUSA

Cada vez que te beso tengo vértigo
y un vuelco en mi estómago que me advierte que quizás 
hubiese sido mejor subir a tu boca en ayunas.
Y me sujeto a cualquier cosa que tenga a mi alcance,
intentando apaciguar el miedo que provoca
la sensación de poder caer al vacío.
Mientras tanto, siento el aire de la libertad dándome en la cara.
Y grito.
Así que, por favor, deja de decirme que soy una montaña rusa.
La única atracción de riesgo que conozco, es quererte.